El setero de pro (Fungus atrapatus), recorre con ahinco los montes de nuestra geografía en pos de su preciado botín. Porta en su mano una navaja que adquirió por un ojo de la cara a un espabilado que se la vendió, so pretesto de llevar incorporado un detector de edulis. De su brazo cuelga la cesta de mimbre que le hará famoso entre sus correligionarios cuando se la vean llena de preciados manjares. Ya antes incluso de salir de casa debe dilucidar una importante cuestión, ¿a donde voy?, ¿que hábitat será el acertado en esta jornada?, barrunta para sus adentros que el pino sería lo ideal, y como se considera a sí mismo un auténtico gafe, decide ir al magnífico hayedo de Altube.
Salir de casa y empezar a llover es una sola cosa, porca miseria, otro dia que le toca empaparse de pies a cabeza a nuestro intrepido setero, menos mal que porta también traje de agua, con el cual no te mojas por fuera pero te empapas por dentro, ya que no transpira lo más mínimo. Llegado al punto de destino, previa parada obligada en estraperlo a coger el pan, no le sorprende que la lluvia sea persistente, lo será casi toda la mañana, aun así se arma de valor y se adentra en la espesura, nunca mejor dicho pues no se ve tres en un burro.
Es sabado, 24 de octubre del 2009, el brote de Boletus aereus caducó, ya no hay Amanita caesarea, el bosque está desierto, las huestes de Nuño Rasura hace días que dejaron el bosque presa de la desazón, a nuestro setero le place enormemente que esto sea así. Tranquilidad, paz, sosiego, y buenos alimentos, esa es la clave. A pesar de las inclemencias y avatares, pronto descubre un setal de Hydnum repamdum, demasiado pequeñas, él no ha venido a eso, las setas se quedan en su sitio. Pronto decubre los primeros ejemplares de Amanita rubescens, esto si interesa, y además están sanas. Unas Russulas le dan la bienvenida, son romelli y risigallina, dos viejas amigas a las que saluda y prosigue su camino.
Descubre dos ejemplares de Boletus pinicola que no puede desdeñar, y finalmente unas Rozites caperata arrancadas por algún desaprensivo, esto le enfada, arrancadas y tiradas varias setas de una especie comestible y encima en peligro de extinción. Al que hace eso se le debería prohibir la entrada en nuestros montes de por vida, pero son tantas las veces que ha visto en el monte barbaridades semejentes, que ya nada le sorprende.
Definitivamente emprende el camino de vuelta hacia el coche, pero cuando está a punto de llegar, observa entre la bruma cuatro figuras que se dirigen hacia el apresuradamente. ¿que querrán estos?, se pregunta sorprendido, pronto lo descubrirá. Diputacion de Alava¡¡. ¿puedo pesar su cesta?, pregunta el mayor de ellos, ha llovido y todo está empapado, es dificíl calcular los 2 kilos de esa normativa absurda. 3´100 kg con cesta y agua acumulada, no hay multa, se trata de concienciar,comenta.
Después de treinta años cogiendo setas ahora tengo que concienciarme, esto no terminará hasta que no se ataque directamente contra la venta fraudulenta, comento yo. Los otros tres se presentan, somos de El Correo, estamos haciendo un artículo sobre el tema, ya estamos todas, ¡viva la madre superiora¡. Piden permiso para sacarme fotos y me preguntan sobre la normativa y otras cuestiones, yo les digo que soy el micólogo de una página web llamada fungipedia.es, naturalmente no aparecerá en el artículo, pero había que intentarlo. Al dia siguiente aparece el artículo en la edición de Alava para regocijo de propios y extraños, nuestro setero se hace famoso, al menos en su escalera.
http://www.elcorreodigital.com/alava/20091024/alava/seteros-reciben-primeras-denuncias-20091024.html